Según consigna La Opinión Austral, la mujer de 87 años habló sobre el doloroso engaño que sufrió por parte de su propio hijo, José Avellaneda, un reconocido empleado municipal y ex candidato a concejal y diputado de Caleta Olivia, en Santa Cruz.
María Isabel “Pocha” Flores, una docente jubilada de 87 años, rompió el silencio y contó el calvario que vivió tras ser estafada por su propio hijo, el radical José Walter Avellaneda Flores.

En una entrevista con Canal 2, la anciana se quebró al relatar cómo fue engañada para firmar un documento que le quitó su casa en Caleta Olivia. “No me encontraba bien, era deplorable mi estado, y me llevó a firmar no sé qué papel”, contó con angustia.
El caso fue descubierto en diciembre de 2024, cuando Daniel Avellaneda, su otro hijo y un reconocido chef internacional, viajó desde Europa para pasar Navidad con su madre. Al llegar, descubrió la terrible situación en la que se encontraba: su hermano se había apropiado de su casa, de su jubilación y de dos vehículos, dejándola sin recursos. “Me dice: ‘yo no me quiero ir de mi casa’”, reveló Daniel, quien tras investigar descubrió la estafa.
José Walter Avellaneda Flores habría engañado a su madre asegurándole que necesitaba su firma para acceder a un plazo fijo dejado por su padre, quien falleció en 2022. Sin embargo, el documento era en realidad una autorización para vender la casa familiar ubicada en la calle Irigoyen. Además, según la denuncia, el acusado se apropió durante años de la jubilación y pensión de la anciana, dándole apenas un monto que no le alcanzaba para sobrevivir. “Me manipulaba todo, a veces me daba algo de plata que no me alcanzaba para comer y comprar los remedios. Por eso adelgacé tanto”, agregó la víctima.
“Yo no quiero verlo más, ni que venga a mi casa. Yo anulo todo, el tomó mi autoridad y la de Daniel. ¿A dónde voy a ir yo? Aparte sin tener un peso porque me usó todo. Estoy a la deriva, esta es mi casa es la casa que me dejó mi padre”, cuestionó la mujer. “¿A donde voy a ir? Andaré mendigando”, agregó.
En su relato contó que le diría a José Avellaneda si lo vuelve a ver: “Vos no sos un hijo para mi, has muerto para mi, Dios es todopoderoso pero no vas a tener perdón de Dios, me robaste todo”, dijo entre lágrimas y luego sostuvo que no cree que su hijo “tenga un corazón para arrepentirse” de lo que le hizo.
Ahora, el abogado Daniel Aybar, actual juez de Faltas de la ciudad, es el apoderado legal de “Pocha” y su hijo Daniel. “Hemos presentado los recursos para revertir la estafa. Ahora todo depende de la Justicia”, explicó. La causa penal está en manos del fiscal Alexis Quintana y podría tener penas de hasta seis años de prisión para José Avellaneda.
Sobre el futuro de su relación con su hijo, “Pocha” fue tajante: “Yo no quiero verlo más, está muerto para mí”. Su testimonio conmovido generó indignación en la comunidad de Caleta Olivia, que sigue de cerca el avance de la causa en busca de justicia.
¿Quién es María Isabel “Pocha” Flores? una vida de compromiso y servicio en Caleta Olivia
María Isabel “Pocha” Flores es una figura destacada en la historia de Caleta Olivia, reconocida por su trayectoria en la educación y su labor comunitaria. Nacida el 26 de marzo de 1937 en Tinogasta, Catamarca, llegó a esta ciudad patagónica recién graduada como docente el 13 de diciembre de 1962.
Inició su carrera en marzo de 1963 en la Escuela N° 14 y posteriormente continuó en la Escuela N° 28 hasta 1973, cuando asumió la vicedirección de la Escuela N° 43. Además de su labor educativa, desempeñó funciones en la administración municipal, siendo secretaria de los intendentes Palacio, Bofi y Pagano en 1976.
En el ámbito educativo, su compromiso la llevó a ocupar diversos cargos. Fue preceptora de EICO entre 1976 y 1984, y en 1986 se convirtió en la primera directora de la Escuela N° 57. En 1989, asumió el rol de supervisora de nivel primario, puesto que ocupó hasta su jubilación en 1995.
Su influencia no se limitó a la educación. Fue miembro fundadora de APADISCO y participó activamente en la cooperadora de la Escuela Salvador Gaviota durante 12 años. También contribuyó a la ampliación de la Parroquia San Juan Bosco, reflejando su compromiso con el desarrollo de la comunidad.
A lo largo de los años, su labor ha sido ampliamente reconocida. Fue distinguida entre las 100 personalidades más influyentes de Caleta Olivia en su centenario y recibió un homenaje en el evento “100 Mujeres”. En 2019, su dedicación solidaria fue nuevamente destacada con un reconocimiento en el Gorosito de Analá, seguido por un homenaje municipal en el aniversario de la ciudad.
Con su incansable trabajo y vocación de servicio, María Isabel “Pocha” Flores ha dejado una huella imborrable en Caleta Olivia, siendo un ejemplo de entrega y compromiso con su comunidad.
Fuente La Opinión Austral