Tras juramentarse como 47º presidente de los Estados Unidos, Trump dijo que van a llevar paz para cada ciudadano de todas las razas. Sin embargo, anunció que la primera medida que tomará será declarar el estado de emergencia en el sur del país, a donde enviará tropas de las Fuerzas Armadas para gestionar lo que considera una crisis en sus fronteras.
El mandatario delineó una agenda política fundamentada en tres pilares estratégicos: soberanía nacional, seguridad interior y reforma judicial. En este contexto, realizó una crítica sistemática a las políticas precedentes de Joe Biden, particularmente en áreas como la gestión fronteriza y la respuesta a crisis internas. «Durante cada día del gobierno de Trump, simplemente voy a poner a los Estados Unidos en primer lugar», afirmó, articulando una doctrina de priorización nacional.
En materia de política exterior y seguridad nacional, el presidente criticó la asignación de recursos para la defensa de fronteras extranjeras mientras, según su perspectiva, se desatienden las fronteras nacionales. Citó específicamente la situación en Carolina del Norte y Los Ángeles como ejemplos de lo que considera una gestión inadecuada de emergencias nacionales.
Como se esperaba, Trump afirmó que sufren una «invasión» a su país, que ha llevado a la presencia de bandas criminales en sus ciudades, con lo cual su gobierno pondrá fin. En ese sentido, aseguró que van a declarar oficialmente a los cárteles de la droga como organizaciones terroristas.
El magnate realizó varias afirmaciones al respecto a su agenda en materia de energía. Dijo que EE.UU. volverá a ser una «nación de producción de petróleo y gas» que bajará los precios y llenará sus reservas, así como exportará energía estadounidense en todo el mundo, y para ello la primera acción será acabar con el Green New Deal, pacto que reconoce la urgencia de actuar para revertir el calentamiento global.
De igual forma, Trump confirmó que su gobierno dictará que en Estados Unidos solamente se reconozcan dos sexos: masculino y femenino, anuncio que deja incertidumbres en la población conformada por diversidades sexuales.
El discurso inaugural se centra en una visión prospectiva del desarrollo nacional: «Estados Unidos será mejor, más fuerte y más excepcional que nunca antes», proyectó Trump, enmarcando su retorno en un contexto de optimismo nacional y transformación institucional.
Este evento marca el inicio de un período que promete redefinir significativamente las políticas públicas estadounidenses, con potenciales implicaciones para las relaciones internacionales y el orden político doméstico.
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