- Fue 4-2 para el equipo de Martínez que se vuelve a meter en carrera para los cuartos de final.
- Arrancó arriba el local, lo dio vuelta la visita y al final lo liquidó el dueño de casa.
- La Academia quedó muy lejos de la pelea.
Los hinchas terminan revoleando sus remeras como si se trataran de hélices. Vuelan de felicidad y no es para menos. Acaban de ganar un clásico de gran rivalidad, justo cuando tantas dudas despertaba el ciclo de Diego Martínez por el cimbronazo del miércoles en Santa Fe. Boca gana sin discusión un duelo en que tuvo tres atributos clave para sostener sus aspiraciones de meterse en la zona de clasificación: temperamento, jerarquía y contundencia. No necesitó un gran funcionamiento colectivo. Le bastó con la explosión de sus individualidades, que aprovecharon cada error de Racing.
Sí, la Academia cayó por sus propias deficiencias. No sostuvo ni un minuto un partido que había dado vuelta en el arranque del segundo tiempo y sufrió inadmisibles desconcentraciones en los tres goles que Boca hizo en el complemento. Le cabecearon dos veces abajo del arco tras sendos centros (primero, Edison Cavani, después Nicolás Valentini) que llegaron desde la izquierda a la salida de un lateral y un córner.
Gustavo Costas no tuvo respuestas con los cambios. ¿Por qué sacó a Maximiliano Salas, el delantero más incisivo? ¿Por qué desarmó el mediocampo, donde Bruno Zuculini era el único volante de contención que hacía pie? ¿Por qué no bloqueó al imparable Lautaro Blanco con un lateral puro como Facundo Mura?
Los goles del primer tiempo estuvieron fuera de contexto. Boca pegó primero cuando menos se esperaba y Racing lo empató justo cuando peor la estaba pasando. Sin embargo, en el balance de esos cuarenta y cinco minutos iniciales, fue levemente superior la Academia, que de ningún modo merecía irse al descanso en desventaja.
Martínez buscó una mayor frescura con dos juveniles. Introdujo a Mauricio Benítez en la mitad de la cancha y a Luca Langoni en el ataque, como compañero de Edinson Cavani. La decisión de desarmar el doble “9” tenía como objetivo liberar el área para el uruguayo, ya que su compatriota Miguel Merentiel, muy a pesar de ser el goleador del equipo, había bajado su nivel en los últimos partidos.
Sin embargo, Racing tomó la iniciativa. A bordo de un 4-3-1-2, encontró terreno fértil a espaldas de Jabes Saralegui y de frente a Lucas Blondel, un lateral que deja espacios porque juega lanzado. Y en este contexto, Maximiliano Salas mostró su mejor versión. Rápido y habilidoso, sacó provecho de la aceleración en los últimos metros de la cancha.
Por su sector, en definitiva, llegaron las mejores situaciones. Un buscapié muy cerrado, casi un tiro al arco que controló Javier García, y una recuperación del propio Salas que terminó en un centro cruzado que bajó Adrián Martínez y que el arquero azul y oro tapó ante la arremetida de Bruno Zuculini.
Boca había resignado el protagonismo, a la espera de una contra. La estrategia no funcionó hasta los veinte minutos, cuando recién pudo llegar a fondo. Le costó profundizar por las bandas. Más allá de que Juan Nardoni no es un especialista contra la raya, no había tenido problemas con Lautaro Blanco ni con Kevin Zenón.
Hasta que Agustín García Basso bajó a Saralegui a cuarenta metros del área y Boca se encontró con una pelota parada. Ejecutó el propio juvenil, rechazó Santiago Sosa y Blondel metió una bomba de media distancia que explotó en el arco de Gabriel Arias.
Entonces Boca, empujado por la onda expansiva del golazo, tomó las riendas del juego. Y casi encuentra el segundo tras un lateral de Blanco que Langoni bajó para Zenón. El zurdazo del correntino no se clavó en el ángulo porque esta vez Arias voló para manotear por encima del travesaño.
Era una prueba de fuego para Racing, que durante el ciclo de Costas no había podido empatar en desventaja. Hasta que Gabriel Rojas jugó largo y rasante a espaldas de Blondel, Salas desarticuló a Cristian Lema que salió lejos y el centro atrás dejó a Juan Fernando Quintero de cara al gol. Sí, en esos minutos de zozobras, llegó el 1 a 1.
Racing arrancó bárbaro el segundo tiempo con el gol de Maravilla, tras una deliciosa asistencia de Quintero. No lo pudo aguantar. Blanco se proyectó por la izquierda y Nazareno Colombo batió a su propio arquero.
Ya estaba Luis Advíncula en la cancha para buscar profundidad por la derecha en un buen tándem con Blondel. Sin embargo, Boca fue punzante por el sector de Blanco y Zenón. Y en un lateral, Racing se durmió. Y llegó el centro de Blanco que Cavani cabeceó como en sus tiempos de Champions League. Y de un tiro de esquina, otro rebote y el otro envío aéreo que Valentini clavó de arriba ante la pasividad de Colombo.
Entraron los colombianos Johan Carbonero y Roger Martínez, desangelados. Boca ya había plantado bandera con Aaron Anselmino. Y terminó celebrando un triunfo que puede ser un despegue. Racing entró en un espiral demasiado peligroso.
Fuente: Diario Clarín