Días atrás el periodista Roberto Navarro, de buenas vinculaciones con sectores del peronismo, explicó a quien lo quisiera oír cuál es el pensamiento de Cristina Fernández de Kirchner sobre la sádica política del despojo a las clases populares que viene ejerciendo el presidente Milei en estos dos meses de mandato.
Para CFK, según Navarro: “Milei es el político que más coraje tiene” y “que mejor está haciendo las cosas”. Según la particular visión de la ex presidenta “la inflación va ir bajando de a poco” y “en julio el presidente va a dolarizar”.
“Vamos a lo que piensa Cristina…” comenzó Navarro diciendo en la emisión por streaming de su programa radial: “Cristina no es tan pesimista en como le va a ir a Milei”. Y es que, según Navarro, “CFK cree que la inflación va a ir bajando poco a poco, que va a haber una segunda devaluación -en marzo o abril- pero que va a ser chica, y que no va a pasar a precios esa segunda devaluación”. Para el periodista, estas opiniones de Cristina, parten del hecho de haber hablado “con algún economista que piensa así”.
CFK “piensa que en julio Milei va a dolarizar”. “Cree que va a acumular los dólares del campo y en julio va a dolarizar, por más que lo niegue. Al contrario, piensa que lo niega para que gente deje de pensar en ello”. Sin embargo, para la ex presidenta, el “obstáculo” para dolarizar es la oposición del campo, según explicó Navarro, y agregó que además “Cristina teme que haya violencia, y esa es su principal preocupación”.
Estas declaraciones de Navarro sobre el pensamiento de CFK, coinciden con lo ocurrido en pleno tratamiento de la “ley ómnibus”, cuando ella se comunicó en varias oportunidades con diputados peronistas de Unión por la Patria, aconsejándoles que “bajaran los decibeles” en la oposición a los dichos de los colaboracionista (Pichetto y su banda) e incluso que dosificaran los ataques a Milei.
Tal posición vuelve a poner sobre la superficie el pensamiento más que individualista de la ex presidenta, donde en función de tratar de salvar su pellejo y no terminar presa (algo que hizo durante todo el mandato de Macri y de Alberto Fernández) incidió para que sectores del peronismo más díscolo o más rebelde, se amansaran. Fue la timonel, durante el gobierno de Macri, que paralizó a sus huestes cuando ante la desaparición y posterior hallazgo del cadáver de Santiago Maldonado, asesinado por luchar a favor del pueblo mapuche, CFK planteó que “hay que depositar la bronca en las urnas”. Contrariaba de esa manera, pocas horas antes de las elecciones, la idea de movilizarse en plena veda electoral, como sí hizo la izquierda y amplios sectores populares.
Ahora, con esta nueva vuelta de tuerca, sugiriendo que “Milei lo está haciendo bien”, mientras el país está sumergido en una verdadera catástrofe social, CFK vuelve a jugar en contra de lo que simula representar. Erró el tiro (no por casualidad) cuando designó a Alberto Fernández como su candidato, también cuando impuso fallidamente a Aníbal Fernández en la provincia de Buenos Aires, y puso la guinda de la torta, al designar al amigo de la embajada yanqui y perro faldero del FMI, Sergio Massa, como “el gran candidato”. Por eso, si realmente es cierta la versión que cuenta el periodista Navarro, sobre su visión positiva de la gestión de quien está terminando de enterrar al país en el pozo más profundo, no debería sorprender. Claro que es posible que baje la inflación, pero porque amplios sectores de la población ya no pueden consumir ni lo más imprescindible. Porque los enfermos no pueden adquirir ni los medicamentos más esenciales. Quizás, para quienes, como Cristina Fernández, compran acciones en bolsa de Mercado Libre, de Microsoft o de Coca-Cola, para aquellas, que como ella, frecuentan el barrio de Recoleta o se albergan en Calafate, tanta miseria no se note, pero es la realidad en la que están sumergidos millones de argentinos y argentinas. Entre ellos los que en algún fatídico momento de sus vidas, votaron al amigo de Trump y Netanyahu.
RL