El economista del oficialista partido Colorado jurará como presidente de ese país con el objetivo de reducir los altos índices de pobreza y enfrentar a las bandas del narcotráfico, para lo cual contará con mayoría en ambas Cámaras del Congreso y con aliados en 15 de los 17 departamentos provinciales.
El economista Santiago Peña asumirá este martes como presidente de Paraguay con el desafío de dar respuestas, sobre todo en materia socioeconómica, a una población con un alto índice de pobreza, pero también con la necesidad de mejorar la imagen de las instituciones y enfrentar el crecimiento de las bandas del narcotráfico que llevaron a que la seguridad sea ahora un tema central en el país guaraní.
Del oficialismo Colorado, Peña tendrá la comodidad de contar con mayoría en las dos cámaras del Congreso y con aliados en 15 de los 17 departamentos (provincias), pero para retener esas ventajas debe preservar la unidad partidaria, quebrada hace años entre los seguidores del expresidente, titular de la fuerza y su impulsor, Horacio Cartes, y el saliente mandatario Mario Abdo Benítez.
A sus 44 años, le tocará a Peña y sus 17 ministros implementar estrategias que mejoren la salud pública, la educación, la seguridad y la economía, y que atiendan a inmensos sectores empobrecidos durante las últimas décadas, sobre todos los rurales, pueblos originarios y menores.
La asunción de Peña al mando del Palacio de López marca también la continuidad de los colorados en el Gobierno, aunque en su campaña hizo un esfuerzo en doble sentido: por un lado, para despegar de una gestión de Gobierno que no saldó los problemas centrales del país; y, por el otro, para procurar mostrarse como lo nuevo, pese a ser el postulante de una fuerza que gobernó los últimos 70 años con apenas una pausa de cuatro.
Exempleado del FMI, exdirector de un banco propiedad de Cartes y exministro de Hacienda durante la gestión del expresidente, Peña hizo campaña bajo el lema «Paraguay va a estar mejor” y, en medio de las primeras reuniones con figuras internacionales llegados para los actos, insistió con la idea: “Tenemos que convencernos de que Paraguay es un país rico y poderoso”.
Y prometió: “Vamos a alcanzar un nivel de desarrollo que mucha gente no se imagina”. Tendrá cinco años para mostrarlo.
En el plano internacional, el nuevo mandatario tendrá también una agenda cargada: llega al cargo mientras el Mercosur cruje por la posturas en favor de una apertura -que él mismo respaldó- y en plenas negociaciones de un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea (UE).
Y tiene abierto un frente con Estados Unidos, por la posibilidad de que Washington pida la extradición de Cartes, al que declaró “significativamente corrupto” el año pasado, aunque, a favor, Asunción es el único país de Sudamérica alineado con la Casa Blanca en el reconocimiento a Taiwán como país independiente.
Para la ceremonia de este martes se espera la presencia de delegaciones de unos 100 países y cinco presidentes y tres vicepresidentes.
La estatal Agencia IP Paraguay informó que estarán todos los socios del Mercosur: el argentino Alberto Fernández; el uruguayo Luiz Inácio Lula Da Silva y el uruguayo Luis Lacalle Pou, junto a sus pares de Chile, Gabriel Boric y Bolivia, Luis Arce.
También estarán el rey de España, Felipe VI; el primer ministro de San Vicente y Granadinas, Ralph Gonsalves; y los vicepresidentes Alfredo Borrego, de Ecuador; Félix Ulloa de El Salvador; y William Lai Ching-Te, de Taiwán, varios de ellos llegados ya a Asunción.
Por Estados Unidos estarán la secretaria del Departamento del Interior, Deb Haaland; la congresista Norma Torres; y el embajador ante la OEA, Francisco Mora.
El electo mandatario encadenó este lunes una extensa serie de reuniones con los visitantes, entre ellos con los titulares del BID, Ilan Goldfajn, y de la CAF, Sergio Díaz-Granados.
Peña tomará este martes el juramento oficial a su gabinete de ministros y dará su discurso inaugural –”será un discurso conciliador, de unidad”, anticipó- y luego recibirá el saludo de los jefes de las delegaciones oficiales, antes de ofrecer a los visitantes un almuerzo en la residencia presidencial.
Habrá luego un desfile militar y policial en la costanera de la capital y a la noche se realizará un espectáculo artístico.
Peña, nacido en Asunción en 1978, fue padre de un varón a los 17 años, ya en pareja con Leticia Ocampo. Y apenas un año después tuvo una segunda hija.
Se licenció en Economía en la Universidad Católica capitalina a los 23 años y apenas dos años después logró un máster en Administración Pública en la Universidad Columbia, en Nueva York.
Para entonces ya había sido analista del Fondo de Desarrollo Industrial con solo 21 años y trabajado para el Banco Central paraguayo.
En 2009 fue requerido por el FMI en Washington, para desempeñarse como economista responsable de países en África.
En 2012 fue elegido miembro del directorio del BCP por cinco años y en 2015, el entonces presidente Cartes lo convocó para que fuera el ministro de Hacienda.
Tenía apenas 37 años, y como el mandatario exigía que todos los funcionarios fueran afiliados al oficialismo, el economista debió dar el salto: hasta entonces estaba afiliado al opositor Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) y renunció a la fuerza para firmar la ficha colorada.
Ya había intentado en 2018 pelear la presidencia del país, pero perdió entonces las internas partidarias ante Abdo Benítez.
En un país conservador y de fuerte tradición machista, Peña rompe con la línea general de la ANR: es favorable al matrimonio igualitario y hasta declaró que es preciso discutir el derecho al aborto sin prejuicios, aunque el Congreso discute por estos días un proyecto “en defensa de la familia” y contrario al “discurso de género”, lo que permite suponer que le será difícil avanzar en esa áreas.
«Quiero que Paraguay sea un país más desarrollado, más justo, que sea un país protagonista en la región y el mundo. Estoy convencido de que podemos generar un mayor beneficio para todos los paraguayos», manifiesta en su sitio web personal.
Fuente: Telam