La toma de Mariupol es crucial para la ofensiva que Rusia lanzó esta semana para conquistar toda la región del este del país, conocida como Donbass, que es el corazón industrial ucraniano.
Fuerzas rusas redoblaron este miércoles su ofensiva en el este de Ucrania con cientos de ataques más, incluyendo contra los últimos combatientes que defienden Mariupol, en medio de renovados esfuerzos para evacuar a civiles de esa ciudad devastada por la guerra.
La toma de Mariupol es crucial para la ofensiva que Rusia lanzó esta semana, en el marco de su invasión a Ucrania, para conquistar toda la región del este del país donde se encuentra, conocida como Donbass, que es el corazón industrial ucraniano.
La ofensiva abre la segunda etapa de la guerra iniciada hace casi dos meses, y llega semanas después de que Rusia dijera que había completado la primera y retirara sus tropas de la norteña región de Kiev para abocarlas a la «liberación» del Donbass.
El Ministerio de Defensa ruso dijo este miércoles que sus fuerzas lanzaron intensos ataques en distintas partes de Ucrania, incluyendo el Donbass, en las últimas 24 horas, alcanzando 1.053 objetivos con artillería y 73 con bombardeos aéreos.
El vocero del Ministerio, Igor Konashenkov, agregó que también hubo ataques con misiles contra concentraciones de tropas y vehículos militares ucranianos en la sureña región de Jerson, que Rusia controla desde las primeras semanas de la invasión.
La ofensiva en el Donbass -que limita con Rusia- abarca un frente de 480 kilómetros que va desde el noreste al suroeste ucraniano, y la conquista de la región dejaría a Ucrania partida en dos y con muy escasas o casi ninguna posibilidad de revertirla, según analistas.
Se estima que miles de personas, civiles y militares, han muerto en el conflicto.
Este miércoles, el organismo de la ONU para los refugiados informó que la cifra de personas que huyeron de Ucrania por la guerra superó los 5 millones, 1 millón más que los que había previsto al inicio de la invasión.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), con sede en Ginebra, dijo que el número total de refugiados llegó a 5,01 millones, y precisó que más de la mitad del total, más de 2,8 millones, huyeron a la vecina Polonia.
Aunque completamente devastada por siete semanas de asedio, bombardeos y enfrentamientos callejeros, la portuaria Mariupol, a orillas del mar de Azov, está controlada casi por completo por el Ejército ruso.
Los últimos combatientes que la defienden, soldados ucranianos y voluntarios extranjeros estimados en unos pocos miles, están rodeados en una enorme planta de producción de acero llamada Azovstal, bajo la cual corre una vasta red de túneles.
Rusia exigió a los combatientes en el enorme complejo industrial que se rindieran antes de las 14 (las 8 en Argentina), para preservar sus vidas, pero el plazo venció sin respuesta de los atrincherados, que ya ignoraron dos ultimátums previos esta semana.
«Vivimos tal vez nuestros últimos días, si no horas (…) El enemigo nos supera por diez a uno», dijo en Telegram el comandante ucraniano Serguiy Volyna, de la 36ª Brigada Marina, resguardado en los pasillos subterráneos de esa gran fábrica metalúrgica.
Separatistas rusoparlantes controlan parte de las dos provincias de confirman el Donbass, las de Lugansk y Donetsk, desde que se alzaron en armas contra el Gobierno ucraniano, en 2014.
Este miércoles, los separatistas, que ahora combaten aliados con las fuerzas rusas, dijeron que cinco militares ucranianos se rindieron en Mariupol, que queda en Donetsk, y 140 civiles fueron evacuados, informó la agencia de noticias AFP.
Además de los soldados y milicianos que resisten, hay al menos 1.000 civiles resguardados en el subsuelo del complejo industrial, indicó la autoridad municipal de Mariupol, que dice que más de 21.000 civiles murieron en la ciudad por ataques rusos.
La vice primera ministra ucraniana, Iryna Vereshchuk, anunció un pacto con Rusia para evacuar de allí a «mujeres, niños y ancianos» a través de un corredor hacia la ciudad de Zaporiyia, un periplo de 200 kilómetros en dirección noroeste.
«No tengan miedo de ir a Zaporiyia, donde recibirán toda la ayuda necesaria: comida, medicamentos, productos de primera necesidad… Pero lo esencial será esto: estarán seguros», dijo el alcalde de Mariupol, Vadim Boichenko.
Los soldados rusos que operan en Mariupol llegaron a la ciudad por el suroeste desde Crimea, la península ucraniana que Rusia se anexionó en 2014.
Si lograran tomar Mariupol, podrían avanzar hacia el noreste, hacia la retaguardia de las fuerzas ucranianas en el Donbass, que quedarían encerradas entre ellas, por el oeste, otras tropas rusas por el norte, y soldados y separatistas ubicados más al este.
En este momento crítico, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, llegó este miércoles a Kiev para reunirse con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, en una nueva muestra de apoyo de la Unión Europea (UE) a Ucrania ante la invasión rusa.
«En Kiev hoy. En el corazón de una Europa libre y democrática», escribió en Twitter.
Horas antes, el Pentágono estadounidense afirmó que Ucrania recibió recientemente cazas de combate y componentes para mejorar su fuerza aérea.
Sin embargo, fuentes de la comandancia ucraniana rebatieron que solo habían obtenido piezas para reparar sus aeronaves averiadas, informó AFP.
Por su parte, el gobierno noruego anunció el envío de un centenar de misiles antiaéreos, mientras que Washington prepara otro paquete de ayuda militar de 800 millones de dólares, menos de una semana después de anunciar otro por el mismo monto.
Fuente: Telam