No causan sorpresa las declaraciones del presidente Gabriel Boric sobre lo que él califica de «prácticas delincuenciales» refiriendose a esa militancia popular que hizo posible la Revuelta desde 2019. Es típico de ciertos gobiernos socialdemócratas aprovecharse de quienes ponen el cuerpo en la calle cuando gobierna la derecha, pero luego adoptan un lenguaje y una práctica que se identifica con esa derecha a la que decía oponerse. Los carabineros chilenos tienen un largo historial de crímenes y acciones represivas, y ahora parece que en vez de depurarlos, a Boric (que recordemos que como diputado aprobó todas las leyes represivas impuestas por Piñera) le preocupan los jóvenes que reclaman la libertad de las y los presos por luchar.