Anoche, el diario EL CHUBUT fue blanco de un ataque ya no solo a la libertad de prensa, fue a los trabajadores, a padres y madres de familia, hijos, gente que a diario realiza una tarea como muchos otros con el fin de llevar el pan a sus hogares. Quienes trabajamos en este diario no pensamos todos de la misma manera y sobre muchos temas, incluso debatimos muchas veces de manera enérgica. Pero entre las muchas cosas que tenemos en común está la denodada tarea de realizar nuestro trabajo con dignidad. Somos vecinos con las mismas preocupaciones que el resto de los chubutense, con los mismos problemas, las mismas dificultades. Y no pensamos todos igual.
Este breve artículo se escribe ya casi entrando al martes 21 entre el humo, los destrozos, la tristeza de ver nuestro espacio, nuestra fuente de trabajo atacada por… difícil definirlo ya sin importar si hay intereses políticos o de otro tenor de por medio. Más de cien familias dependen de este diario. Cabe preguntarse cuántas empresas netamente chubutenses generan esas fuentes de trabajo en la actualidad. Afuera, estoicos, esperan los fieles canillitas para llevar nuestro diario a las calles. Sin miedo y también con la voluntad de realizar su tarea.
En la manifestación que derivó en ataque podría decirse que habría muchos trabajadores, que seguramente no avalan la violencia y la intolerancia. Pero nunca un reclamo popular puede ser contra los trabajadores, las familias. ¿Quién pueden entenderlo? ¿Cómo asumir que la clase trabajadora atente contra fuentes de empleo real?
Esto ya no es minería sí o minería no. Se trata de preservar la democracia, la diversidad de opinión, entender que así no podremos progresar. Ahora vendrán las voces de solidaridad y repudio al ataque. Desde ya muchas gracias. Pero antes deberían preguntarse ¿Cómo llegamos a esto?.
Fuente: Diario El Chubut