Por Leandro Renou, Resumen Latinoamericano, 11 de marzo de 2021
Dueños de empresas observan que el ciclo que parecía favorable a la oposición ahora vuelve a poner al Gobierno al frente, sobre todo en la Provincia. El influjo de la recuperación y los nombres que sorprenden.
A casi tres meses del cierre de listas para las elecciones legislativas, el poder económico empezó a adelantarse informalmente en las lecturas del impacto que tendrían esos comicios. Con la particularidad de que, a diferencia del 2020, cuando observaban a la oposición más armada y con chances, ahora entienden que el ciclo económico empezó a beneficiar al Gobierno y se modificó la tendencia. En paralelo, los que caminan la provincia de Buenos Aires, el corazón de la derrota o la victoria en esa elección, aseguran que es difícil que allí haga pie alguno de los candidatos de Cambiemos.
El termómetro de los dueños, los que pagan sueldos, es inversamente proporcional al planteo que hacen los gerentes de empresas o caras visibles, más cercanos a militar a favor de Cambiemos. Pero un industrial bonaerense con años en el negocio le dijo a Página I12, con bastante picardía y ganas de dejar un mensaje, “que a los empleados o voceros ya no les creemos tanto, preferimos ver las cosas nosotros”. Fueron años de representantes de compañías llevándoles a los propietarios diagnósticos erróneos del contexto. El hito más reciente, la venta de un empate técnico en las presidenciales del 2019 y una victoria ajustada de María Eugenia Vidal en tierra bonaerense.
Desde ese entonces, ese creer poco en los enviados se transformó en un mundo de dueños caminando el poder político. El pionero histórico de esas artes, Paolo Rocca, líder de Techint, que ya en los años de Cristina Fernández tenía dos o tres operadores de confianza para cada dirigente oficialista y opositor. Hoy, esa dinámica la tienen casi todos los ceos grandes.
Hace unos días, cuando el Presidente Alberto Fernández anunció en el Museo del Bicentenario el envío al Congreso de un proyecto de ley de fomento de la industria automotriz, se le acercaron varios empresarios. Entre ellos, el ítalo argentino Cristiano Rattazzi. De reconocida militancia a favor de Mauricio Macri, le dijo que le agradecía la consideración central a esa industria. Lo mismo hicieron referentes de General Motors. El que tradujo el elogio en público fue el titular de Toyota, Daniel Herrero, que en diálogo con este diario explicó que fue el de Fernández el primer Gobierno en reconocerlos como un rubro estratégico.
La anécdota tiene valor más allá de la curiosidad y ocurre con casi todos los industriales, que observan una mejora en sectores clave de la economía que, de confirmarse, pueden generar un rebote superior al 5 por ciento presupuestado. La UIA informó en las últimas horas que más de 5 de cada 10 empresas ven un escenario mejor. Algo parecido ocurre en el sector de la construcción. Fue el propio titular de la Cámara de la Construcción (CAMARCO), Iván Szcech, quien le adelantó al ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, datos de cifras históricas para los ladrillos, aún en plena salida de la pandemia. Con los textiles pasó lo mismo: con su particular estilo, el hilandero Teddy Karagozian les apuntó a los medios por decir que está todo mal cuando, según su visión, la economía da señales claras. Y de a poco, los rubros del consumo empiezan a ver movimiento en el rubro más alicaído y relevante del PBI.
Es esta cuestión, la de negocios y actividad crecientes, en la cual se basa buena parte del establishment para asegurar que, de realizarse, las legislativas le darán al Gobierno plafón suficiente para pelear y ganar. Los dueños son crudos en el diagnóstico. Hace unos días, un reconocido titular de medios visitó a un jerarca de la alimentación y le dijo que veía al Gobierno absorbido por una agenda mediática centrada en causas judiciales, errores en la vacunación y una oposición que ocupa lugares. “Van a mirar mal de nuevo, vayan a la Provincia a ver cuáles son los problemas y preocupaciones de la gente, no son esas que vos decís”, le devolvió, sin antes aclararle que “yo creo que el Gobierno tiene errores de funcionamiento y en algunos de sus ministros, pero no los que todos apuntan. Ya me dijeron hace poco que la gente no vota por la economía y Macri perdió por afano porque generó una crisis que nos pegó hasta a los ricos”.
En las reuniones de la UIA, de hecho, la catarsis por la crisis dio pasó a la discusión de problemas del crecimiento, como suele decir su presidente, Miguel Acevedo. Hay pocos cruces y polémicas y todos descartan una mejora económica. Los últimos roces, dos curiosidades: por qué el Gobierno eligió a Acevedo y Carolina Castro -primera mujer en un puesto fuerte de la entidad- para la mesa chica del Consejo Económico y Social sin consultarle a los industriales. El segundo, la interna por reemplazar a Acevedo. “¿Y si me quedo yo? Es un chiste”, disparó el actual presidente en el último mitin, asustando a varios.
Máximo, Bullrich, Larreta y Massa
Ninguna de las fuerzas políticas tiene definidos a los candidatos en las legislativas, pero el empresariado menciona nombres del Frente de Todos y Cambiemos para clarificar liderazgos futuros. La sorpresa mayor sigue siendo Máximo Kirchner. Si bien el diputado tuvo un 2020 activo caminando el Círculo Rojo, hoy no queda en el establishment ni una pizca de aquella duda sobre su capacidad y todos los quieren ver.
El otro nombre es el de Sergio Massa. Hábil para moverse, el titular de Diputados era otrora tironeado por los sectores de poder para una alternativa peronista mercado friendly. Con el tigrense en el Gobierno, esa pulsión no desaparece. El lunes último, Massa tuvo una reunión virtual con empresarios de multinacionales agrupados en el Consejo de las Américas, un club que, aún con matices, está más alineado con la oposición. Le preguntaron si la confrontación pública de Alberto Fernández en varios temas no generaba ruido en la alianza. “Nosotros no discutimos política de esa manera, no es relevante para nuestros objetivos”, devolvió.
Respecto a las chances de Cambiemos, es una rareza el viraje, que no coincide con la instalación mediática de candidatos. Puertas adentro del establishment pidieron mediciones de Patricia Bullrich a nivel nacional y bonaerense. También de Elisa Carrió. “Ninguna de las dos mide, y menos en el Conurbano”, contó un líder del sector acero. Los más cercanos al espacio opositor piden hace rato zanjar la discusión relegando al ala ultra de Mauricio Macri y Bullrich hacia el alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta, al que ven con chances de ser presidenciable. Pero les responden con la propia interna de Cambiemos. Los que mandan, hoy, son los ultras.