El edificio de tránsito municipal ubicado sobre calle Mariano Moreno en Río Gallegos comenzó con las puertas cerradas en la mañana de hoy por un reclamo de los trabajadores del sector. Dicho reclamo está motivado por lo que los trabajadores consideran un abandono del sector y falta de medidas de seguridad biosanitarias que habrían facilitado el contagio de COVID-19 de gente que cumplía tareas en el lugar.
«También solicitamos el apartamiento de su actual equipo de trabajo los cuales no han hecho otra cosa que hostigar y perseguir a los inspectores que no han compartido su modalidad de «trabajo» la cual se ha destacado por la prepotencia, soberbia y falta de respeto hacia los compañeros dependientes de esta dirección», expresaron los trabajadores a través de las redes.
Lo cierto es que durante esta jornada se vivieron momentos de tensión, cuando un grupo de militantes del sector político del Intendente (FDT) se hizo presente en el lugar y buscó quitar los neumáticos que los trabajadores habían puesto para bloquear la entrada a Tránsito, agrediendo a los manifestantes.
Desde el Partido Obrero denunciamos este intento de amedrentamiento y la violencia ejercida por parte de las huestes de Pablo Grasso, que solo encuentra en la patoteada la respuesta a los reclamos de los trabajadores municipales.
Nada nuevo bajo el cielo riogalleguense, conocidas son las prácticas implementadas por el FPV históricamente frente a los laburantes. Citemos solo algunos ejemplos a modo de recordatorio. El mismo Kirchner como intendente junto a la guardia de infantería reprimiendo en los corralones municipales al poco tiempo de asumir a fines de la década del ’80.
La represión y aprietes a los mineros del carbón ya con Kirchner como gobernador y la golpiza a los caceroleros en 2002 donde el propio Grasso participó como mano de ejecutora.
Demás está decir los recuerdos que se nos vienen inmediatamente a la memoria cuando la patota del asesino de Pedraza se cobrara la vida de nuestro compañero Mariano Ferreyra.
Llamamos la atención de la dirigencia del SOEM que en principio estuvo muy falta de reflejos y no actuó decididamente en defensa de los trabajadores. El silencio claramente no es el camino para defender a los obreros, y si no se actúa con premura y energía se corre el riesgo de avalar estos métodos que serán aplicados contra todos los municipales.
Es imperioso además rodear de solidaridad a los trabajadores agredidos, que el poder político escuche el grito de unidad de los trabajadores santacruceños frente a cualquier amenaza. Mucho nos ha costado a los estatales santacruceños romper las ataduras del miedo allá por el 2007, no debemos entregar la calle a ninguna patota, la calle es de los trabajadores.
Nos ponemos a disposición de los trabajadores agredidos, y no podemos de dejar de señalar la imperiosa necesidad de que los propios trabajadores en asamblea definan las acciones a seguir y su autodefensa frente a la violencia emanada del poder político municipal.
Cualquier hecho de violencia es exclusiva responsabilidad del ejecutivo municipal y de las patotas amparadas por el FDT.
Hace no muchos días denunciábamos como la intendencia de Río Gallegos trataba de apropiarse del significado de las huelgas obreras de 1920 -21, marcando que Grasso y el sector político del que forma parte está en las antípodas de aquellos obreros que murieron en manos del Estado, que tampoco quiso escuchar y atender a sus reclamos.
Partido Obrero – Río Gallegos