Por Mauricio Cantando22/11/2020
Cuanto antes mejor, parece ser la consigna de las diputadas que militan a favor del proyecto para legalizar la interrupción del embarazo, presentado en esa Cámara el martes por Alberto Fernández.
Sus conteos son favorables, aunque podrían no ser del todo decisivos como aventuró el presidente si continúa la migración de votos hacia al rechazo, como ocurrió esta semana con la radical Aída Ayala y la correntina del PRO Sofía Brambilla.
Ambas avalaron el proyecto de 2018, muy similar al que se pondrá en debate, pero el respaldo del Gobierno y el rechazo que persiste en sus provincias las motivaron a cruzarse de vereda. Aquel apoyo decisivo de Ayala, en realidad, llegó por una feroz cruzada de referentes de la UCR como el abogado Ricardo Gil Lavedra, que por entonces la asesoraba en sus avatares judiciales de Chaco.
El posicionamiento a favor del presidente sigue siendo la carta que juegan los Provida para buscar aliados en Cambiemos y anotan como posible converso al fueguino Héctor Stefani, que aún no se pronunció. Aún con estas bajas, los verdes están seguros de llegar a los 129 votos necesarios para la mayoría propia con el guiño de «aliados escondidos», diputados que se definen como indecisos, pero están dispuestos a ayudar.
Alberto zanja las tensiones internas y envía al Congreso el proyecto para legalizar el aborto
Esta semana aparecieron los primeros casos, tal vez para compensar las bajas: la radical mendocina Jimena Latorre y el oficialista tucumano Carlos Cisneros, ambos asumidos en diciembre, anticiparon que están a favor. Habían mantenido un silencio táctico, junto a otra veintena de nóveles colegas como el oficialista bonaerense Marcelo Koenig, que apoyó la ley en su cuenta de twitter ni bien ingresó por mesa de entradas.
Con estos enroques los verdes suman 124 votos con el riesgo de perder a Stefani, pero no a tantos más porque varios cambiemistas de esa nómina son activos militantes por la interrupción voluntaria del embarazo (IVE). Confían en supuestos indecisos del Frente de Todos como la bonaerense Liliana Yambrún, el santafesino Esteban Bogdanich, el misionero Héctor Bárbaro y el mendocino Alejandro Bermejo.
En ese bloque esperan además la definición de los catamarqueños Lucía Corpacci y Daniel López Fernández; del bonaerense Héctor Fernández (reemplazo de Fernando Espinoaza), el puntano Carlos Ponce y el massista Ramiro Gutiérrez.
Se irá conociendo a medida que se despeje el panorama y más de uno bien podría pronunciarse a favor sólo si está garantizada la aprobación, como ocurrió hace dos años con algunos senadores. Pero en el campamento verde aseguran que su mayoría no corre riesgos y por eso piden acelerar los tiempos antes que sea demasiado tarde.
Massa no parece apurado. Aún no definió a cuáles comisiones girará el proyecto y anticipó que antes lo negociará con diputadas referenciadas en los grupos verdes y celestes. La misma ecuanimidad tuvo hace 10 días, cuando recibió por separado a las ONGs de ambos sectores y prometió un debate plural.
Máximo Kirchner se cuidó de garantizar presidencias claves a los verdes y quedaron al frente de las cuatro en las que se discutió el aborto en 2018: Legislación General (la oficialista Cecilia Moreau), Penal (Gaillard), Salud (Pablo Yedlin -FdT-) y Familia (la radical Roxana Reyes), ahora escindida en Mujeres y Diversidad, a cargo de Mónica Macha (FdT).
Tanto fue la precaución del jefe oficialista que vetó a Gutiérrez de Legislación Penal por su indefinición en este debate. Las diputadas celestes pedirán que al menos se sume una comisión con presidida propia pero no será fácil: Asuntos Constitucionales y Presupuesto, dos posibles implicadas en el debate, son coordinadas por Pablo González y Carlos Heller, que votan a favor.
Así las cosas, las verdes pedirán que no haya más de dos plenarios de comisiones antes de ir al recinto y ya hubo sondeos con sus rivales para que no pongan palos en la rueda: el martes, pudo verse en el recinto a Silvia Lospennato en negociaciones con la Provida Carmen Polledo, ambas del PRO.
En Diputados venció el plazo para emitir dictámenes si no es con una convocatoria a sesiones extraordinarias del presidente, que debería definir el temario e incluir el aborto. Será un decreto mirado con lupa, porque Cristina Kirchner le reclamará incluir la reforma del Ministerio Público que el Senado aprobaría esta semana.
Otra opción, reclamada por la vicepresidenta y por Massa, es que Alberto prorrogue las sesiones ordinarias y abra el juego a los temarios elegidos en ambas Cámaras, inédito en la historia parlamentaria. Los presidentes siempre prefieren quedarse con la lapicera legislativa en los veranos.
En el Senado hay menos expectativas de tratar el aborto este año aún si Diputados logra aprobarla la primera semana de diciembre, aunque el rápido pronunciamiento a favor del santafesino Roberto Mirabella trajo expectativas.
De todos modos, los 37 votos necesarios aún no aparecen y a diferencia de la Cámara vecina, el debate lo coordinará un celeste: el radical jujeño Mario Fiad, presidente de la Comisión de Salud. En el oficialismo de esa Cámara no cayó muy bien que la secretaria legal y técnica Vilma Ibarra reclamara acelerar los tiempos, aun cuando conoce que en esa bancada hay muchas voces en contra.
Una es la de su presidente, José Mayans. «Lo más chocante es que desde su lugar de secretaria de Estado da instrucciones al Congreso de cómo tiene que ser tratada la ley. Eso es algo que es absolutamente inaceptable», le dedicó a Ibarra. Nadie salió a defenderla.
Fuente: La Política Online