El asesinato de Fabián Gutiérrez, ha desatado una lucha política feroz. Mientras la oposición de derecha se apresuró a sostener que este crimen forma parte de la “cadena de crímenes del kirchnerismo”, desde el gobierno se han victimizado considerando que es una infamia la utilización de una muerte trágica para enlodar a CFK.
Sin dudas que la bajeza de las acusaciones de Cambiemos, solo expresa el intento de sacar del primer plano las causas por espionaje donde los presos y las sospechas hunden a los amigos de Macri.
Del lado kirchnerista, el enfado no surge de razones humanitarias sino que el crimen vuelve a poner en escena las causas donde se tramita su propia corrupción. No es menor que las declaraciones de Gutiérrez, confirman el “modus operandi” de dinero sucio trasladado en valijas y bolsos.
Gutiérrez jamás pudo justificar un enriquecimiento rápido y enorme, a partir de sus cargos en los gobiernos de Néstor y Cristina.
La justicia de Santa Cruz es una pata indisoluble del dominio del clan Kirchner en la provincia. La velocidad con que en principio se estaría resolviendo este caso, contrasta con las demoras inconcebibles en otras causas donde los distintos jueces han preservado la impunidad del poder político.
Ningún funcionario importante en esta provincia ha sido siquiera indagado por hechos de corrupción en los últimos 30 años.
El crimen de Gutiérrez, en un instante trajo al primer plano la pudrición del Estado con sus servicios de inteligencia, la cooptación de la justicia y la guerra entre los aparatos que nos gobiernan y nos han gobernado.
Para los trabajadores que debemos lidiar con el coronavirus, con la pérdida de nuestros puestos de trabajo, con la reducción de los salarios y el ataque a las conquistas históricas, las denuncias cruzadas que han sido potenciadas por el crimen de Gutiérrez, muestran una vez más que la salida es sacarse de encima el régimen de camarillas capitalistas que explotan al pueblo y gobiernan este país.
Miguel Del Plá, Partido Obrero