Han pasado 16 años de aquel incendio por completo evitable, que más que un accidente fue un crimen. Durante los años de la concesión a Taselli, los sistemas de seguridad se habían ido desmantelando (como gran parte de la empresa) en un “modus operandi” de desguace que este hombre (que llegó a YCRT de la mano de Néstor Kirchner) repetiría en Altos Hornos Zapla, PARMALAT y el ferrocarril Roca entre otros. El personal de control de las cintas (botoneros) había sido reemplazado por sistemas eléctricos, que podían fallar y fallaron esa fatídica noche.
La intervención de la empresa decidida en el gobierno de Duhalde, no cambió gran cosa la situación. En 2003 la mina había estado parada un par de meses por fallas de seguridad, denunciadas por ATE y que la autoridad laboral encabezada entonces por Daniel Peralta, finalmente con una lavada de cara dio por concluidas.
El antecedente tiene insospechada actualidad ya que en este junio de 2020, hace diez meses que los mineros no ingresan a sacar carbón, precisamente por cuestiones de seguridad. Como se ve la falta de inversión en seguridad no era, ni es exclusiva de Taselli.
Recuerdo que Romelio, minero de montaje y militante del PO, esa tarde se había sentido mal y no fue a trabajar. Sus compañeros de sector Julio Alvarez y Miguel Cardozo fallecieron esa noche. El “porteño” Cardozo quedó en la galería principal cuando un importante grupo de mineros lograban escapar a pie por el chiflón 7, el humo y el cansancio lo doblegaron allí, cayó asfixiado como los otros trece compañeros, en distintos tramos de las galerías.
Entre los 14 recuerdo sobre todo a Silverio Méndez, delegado y dirigente que militaba entonces en la CCC. Nos habíamos conocido en los 90 en alguna de las tantas marchas, huelgas y ocupaciones de los 90. En 1998 un contingente de mineros había llegado a Río Gallegos y la conducción de ATE en medio de la huelga bloqueaba la comunicación de los delegados con la seccional de Turbio. Fue entonces que llegó Silverio a la ADOSAC, que dirigíamos con la lista rosa desde 1997, a pedir una colaboración para comunicarse y logramos establecer un vínculo muy fuerte entre los mineros y los docentes que comenzó en esa huelga del 98 y se iba a mantener por varios años de unidad y luchas comunes.
Después de la tragedia iba a llegar Daniel Peralta a la Intervención y después de años de promesas comenzarían a llegar las inversiones a la mina y a pergeñarse el reclamo histórico de los mineros que era la construcción de la Termousina. Peralta desparramó dinero a diestra y siniestra con el fin de encubrir el crimen de los 14 mineros. La muerte de los compañeros cambió por una década la situación en la cuenca carbonífera. La Usina que aún no se termina lleva el nombre de los 14 mineros y no es por casualidad.
La justicia persiguió a algún jefe menor, pero no fue por los responsables políticos de este crimen. Al cabo de los años mientras los funcionarios responsables de la masacre de ONCE, han sido condenados, los responsables de la muerte de los 14 compañeros en Río Turbio, ni siquiera tuvieron que pisar el Tribunal. ¿Cuál es la diferencia? La movilización popular sostenida de los familiares de Once, mientras en el caso de la mina la conducción de ATE hasta dejó caer la querella.
Desde el Partido Obrero de Santa Cruz seguimos reclamando justicia por los 14 mineros, en la convicción de que no hay, ni habrá mejor homenaje que seguir luchando por una carboeléctrica estatal bajo control de los trabajadores. ¡¡¡Hasta la Victoria Siempre!!!
MIGUEL DEL PLA